Nuevo Difusor Volcano 3000 Bluetooth
Difusor de última tecnología diseñado para la difusión de aromas, de forma limpia, rápida y controlada, en medianos y grandes espacios.
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El marketing sensorial tiene un claro objetivo: enamorar y enganchar a los clientes a través de los sentidos. Para ello trata de crear experiencias, invita a oler, ver, saborear, sentir, escuchar y en definitiva, emocionar. Pero, ¿se te ocurre cómo conseguir este objetivo si la mente del consumidor está saturada de información?
El uso de sentidos diferentes para provocar una experiencia en el consumidor no es nada nuevo. En este sentido, las degustaciones de determinados productos alimentarios es algo habitual en los puntos de venta, a la vez que en el diseño de packaging se trabaja con materiales y texturas que resulten agradables al tacto. El marketing sensorial, aún así, intenta ir más allá y romper la barrera de la publicidad audiovisual. Mediante los sentidos, pretende reforzar los valores y las características diferenciales de determinados productos y servicios.
De nuestro pasado animal nos quedan bastantes más rastros de los que pensamos. Uno de ellos, poco conocido, es la memoria olfativa. Varios estudios revelan que, de entre todos los estímulos que recibimos a través de los sentidos, recordamos más lo que nos llega a través del olfato.
El marketing sensorial utiliza los cinco sentidos (vista, oído, tacto, gusto y olfato) para llegar a su público objetivo e inducirlo a la compra.
Esta tipología de marketing se aleja de la lógica del marketing tradicional (necesitad-compra-beneficio), ya que la compra no es la expresión de una necesidad, sino que está estimulada por sensaciones subjetivas e irracionales.
Si pensamos en los cinco sentidos, la vista y el oído son a los que damos más importancia en nuestra vida cotidiana, quizás por eso son los más presentes en las prácticas artísticas.
El sentido del tacto es menos habitual en este campo, pero además del arte propiamente táctil y de ciertas obras interactivas y/o lúdicas, muchas veces va implícito en ciertas piezas sonoras y audiovisuales que, aunque no estén centradas en el hecho de ‘tocar’, juegan con sensaciones táctiles gracias a que el sonido se trasmite a través de unas vibraciones que podemos llegar a sentir físicamente.