7 olores “falsos”
Más de alguna vez te habrá seducido el olor del pan recién hecho mientras caminas por la calle. Unos metros más adelante descubres una panadería y el impulso de entrar se vuelve difícil de eludir.
Más de alguna vez te habrá seducido el olor del pan recién hecho mientras caminas por la calle. Unos metros más adelante descubres una panadería y el impulso de entrar se vuelve difícil de eludir.
El sentido del olfato es el más fuerte y más primario de todos nuestros sentidos. Nos protege de la leche de consumo que se volvió agria y nos alerta sobre la presencia del gas natural. Nos recuerda momentos que experimentó por primera vez hace décadas.
A nadie le gusta levantarse de la cama. Ese momento odioso en el que suena el despertador (ahora más el móvil, la verdad)… y en el que sólo quieres que te dejen en paz otros cinco minutos. Al menos, otros cinco minutos.
El olor es el más poderoso de nuestros cinco sentidos en términos de memoria, puede estimular, seducir o excitar. El “marketing olfativo” se ha convertido en la última tendencias en las cadenas de hoteles de lujo en todo el mundo.
Te Guiaré por el Olfato, según Dorian Main Coffe.
Yo tengo un olfato muy desarrollado. Perdi muchas facultades cuando era fumadora , pero lo he vuelto a recuperar , es de las primeras cosas que recupere cuando deje de fumar y me encanta disfrutar de ese sentido.
Inesperado, fugitivo, el perfume es un despertador de recuerdos. Los olores despiertan los sentidos. Nuestros ancestros utilizaban mucho más que nosotros el olfato y se dejaban guiar por él. Un bebé al nacer es capaz de reconocer el olor de su madre. Por falta de utilización, este sentido se entorpece, incluso si en promedio, somos aún capaces de discernir más de 10 000 olores diferentes.
El olfato humano se explica con la física cuántica: un aroma viaja en pequeños paquete de energía…
La teoría de que nuestro olfato funciona a través de la transmisión de pequeños paquetes de energía que liberan electrones está tomando cada vez mayor fuerza; la física cuántica se perfila como el mejor modelo para entender la transmisión y captación de aromas.
Las fragancias corporativas no se quedan en la simple difusión de un buen olor. Hay que buscarle un sentido, una lógica, una relación directa o alusiva con el producto puesto a la venta. Esto puede resultar sencillo en establecimientos de alimentación o de artesanía, donde la evocación olfativa de las materias primas parece ir ligada con la sensación de autenticidad. Pero, ¿y una entidad bancaria? ¿Una agencia de seguros? ¿Un partido político, como el de los socialistas de Cataluña? Los aromas identificativos de la marca quedan entonces en manos de la imaginación.
Los militantes políticos reparten en los mítines unas cajitas que, al ser abiertas, desprenden un olor particular. No es un perfume cualquiera. Se trata de un aroma expresamente elaborado por técnicos perfumistas donde se combinan la bergamota estimulante del ánimo emprendedor, el romero de la eficacia, la verbena de la justicia, la maría luisa de la fraternidad y la laboriosa albahaca.
Todas las casas huelen diferente, aunque sólo percibimos el olor de las casas ajenas y no el de la propia. Cada casa es reconocible por su olor, y éste nos llena de emociones, de recuerdos o no nos gusta en absoluto. En el caso que nos ocupa, se trata de conseguir el olor que mejor describe las sensaciones asociadas no a una casa, sino a una marca y el mundo que le rodea. Es el momento del “marketing olfativo”.